La Contra-Ficción de Antonia Alaresi

Alvaro Videla
5 min readJul 28, 2019

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Podríamos decir que la obra de Antonia Alaresi está marcada por una necesidad de romper con los estándares narrativos de su época. Ser la única escritora mujer de su generación de escritores la llevó a trazar caminos laterales para el status quo de una literatura rioplatense que buscaba hacerse un lugar en la literatura mundial.

Poco perdura de su obra. Su rechazo a ser publicada en antologías y revistas literarias de la época limitan los textos que sobreviven a un ensayo, y una colección de poemas — los últimos gracias a la gentileza de Cristina Ludič quien cedió a la Sociedad Amigos de Alaresi, su colección de cinco años de correspondencia amorosa con la escritora.

Veamos de qué trata el manifiesto literario Contra-ficción: por una producción literaria sin ataduras, escrito por alguien que se definió como una escritora periférica en lucha constante contra la fuerza centrífuga del capitalismo.

La idea central de Alaresi se basa en que toda obra literaria, por más radical que parezca, cumple la función de perpetuar el status quo, permitiendo que aquellos que están en el poder continúen allí, dictando las normas culturales que nos dicen qué es lo aceptado, qué es lo que se puede decir, y últimamente, pensar. Su tesis se basa en un conjunto de principios que iremos analizando paso a paso.

Primero Alaresi presenta la idea de Enciclopedia vs enciclopedia. La primera hace referencia a todo el saber universal, algo que ningún ser humano posee. La segunda, en minúscula, refiere al saber con el que cada uno de nosotros cuenta, saber que está basado no solo en lo que aprendimos en las instituciones de enseñanza, si no también a lo largo de nuestra vida, del relacionamiento con nuestros pares, y por supuesto con los organismos que nos gobiernan. La palabra democracia tiene un significado muy distinto para una uruguaya del siglo XX, que para su coterránea del siglo XIX. La primera es capaz de votar las elecciones presidenciales, mientras que la segunda vivió en una democracia que le coartó su derecho al voto, escribe Alaresi.

Sin enciclopedia no habría literatura posible. “Jorge subió a su auto y condujo hasta el hospital” funciona como parte de una obra de ficción, por que nuestra enciclopedia contiene la idea de auto, de conducir, de calles y de hospital. Un autor apela a nuestro conocimiento enciclopédico para no tener que explicar qué significa cada uno de esos conceptos. La obras literarias viven de la plusvalía generada por los lectores, dice Alaresi. Hasta aquí, nos presenta teorías que más o menos han aparecido de distinta forma a lo largo del siglo XX. La diferencia está en que Alaresi sostiene que la enciclopedia son los grilletes de los cuales jamás podrá escapar la literatura. La enciclopedia dicta de qué se puede escribir si se desea ser entendido por los lectores, lo cual provoca que las producciones literarias no dejen de ser más que una perpetuación del status quo.

Relacionada con su idea de la enciclopedia, encontramos su planteamiento sobre los mundos ficcionales. Estos tienen un carácter parasítico respecto a nuestra realidad, ya que se nutren de esta cuando las reglas del mundo ficcional no son explícitas. El auto de Jorge probablemente necesite combustible para moverse, y lo haga circulando sobre calles, información que no nos es dada por el autor del ejemplo anterior.

Alaresi ilustra el punto anterior con el siguiente ejemplo:

Las obras literarias funcionan, porque están construidas de tal forma que ante la falta de información sobre cómo funciona el mundo allí planteado, el lector es capaz de recurrir a su mundo y extrapolar reglas. La tensión generada al comienzo de Cien Años de Soledad se da porque asumimos que la bala del pelotón de fusilamiento puede lastimar la anatomía de Aureliano Buendía, aplicamos lógica de nuestra realidad a un mundo que claramente no las tiene, como vemos más adelante cuando se nos narran las andanzas del gitano Melquíades.

El problema para Alaresi radica en que este anclaje de la ficción en nuestra realidad, no hace más que transportar la cultura predominante al terreno ficcional, llevando a qué los mundos posibles para una sociedad, no sean más que aquellos permitidos por la cultura predominante.

La novela policial es el género al que más se opone Alaresi en su manifiesto, ya que este género requiere de un orden social y de una suerte de estereotipos para funcionar. El misterio que se busca resolver irrumpe en la armonía de la realidad, y el detective o investigador busca resolverlo para volver todo a la normalidad. ¿Normalidad según quién? Pregunta en su ensayo y continúa: Normalidad, en un género que utiliza caricaturas de personajes de nuestra sociedad para engañar al lector: el inmigrante como principal sospechoso, para que luego descubramos con asombro que el respetable dueño de la fábrica era el asesino; un doctor que despierta desconfianza debido a sus rasgos árabes, o a su cabeza calva, una mujer que gusta de la noche y por eso “merece” ser asesinada. Todos estereotipos que sirven para asegurar que la realidad del estado-policía no sea cuestionada por las masas que consumen este tipo de literatura.

A pesar de su desprecio por la novela policial, Alaresi nos ofrece el siguiente comentario sobre quien es el verdadero asesino en cualquier producción de este género literario: es claro que si el lector es quien decide las reglas del mundo ficcional que lee, es el lector quien decide que la bala, o el puñal, son quienes cortan con la vida de la víctima, transformando a cada lector en el criminal que siempre escapa al brazo de la ley . Una conclusión que no deja de ser interesante.

Es más que entendible ahora por qué Alaresi no produjo obras de ficción y su expresión creativa encontró soslayo en la poesía, ya que esta no necesita significar, es un juego del lenguaje que busca romper con la mayor y más antiguas de las hegemonías, la de la gramática.

En una carta enviada a Ludič declara que la poesía es lo máximo a que puede aspirar un escritor, ya que esta[la poesía] no necesita significar. Libera al ser humano de su rol de máquina productora de significado, quiebra con la función semiótica y evita re-presentar las jerarquías sociales en la mente del lector.

Concluimos este texto sobre la obra de Alaresi con uno de sus poemas, fechado el 27 de abril de 1937:

Noche sin cuentas aledañas
Engalanas en mi suspirar
Aves rufianes del poder
Destruye ya sin saber
Cárcel que escribe mis cartas

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Alvaro Videla

http://alvaro-videla.com/ Co-Author of RabbitMQ in Action. Previously @Apple @VMWare @EMC. All opinions are my own.